En la sociedad actual, el conocimiento adquiere una mayor importancia
en la generación de progreso, siendo considerado como propiedad social; una
herramienta utilizada por individuos y organizaciones para el aprovechamiento
de oportunidades y hacer frente a los desafíos del entorno, de allí la
necesidad de contar con estrategias que permitan a la organización convertir el
conocimiento tácito, aquel que es subjetivo, personal y difícil de formalizar
en explicito, que es objetivo y fácil de formalizar.
En tal sentido las
organizaciones actuales, sea cual fuere su naturaleza, públicas o privadas,
ameritan desarrollar la capacidad de generar aprendizaje social, orientado a la creación y fortalecimiento de las
competencias en las personas, comunidades o regiones, que les permite
saber actuar sobre el contexto de manera exitosa. En la búsqueda de la creación
de conocimiento y su socialización, la necesidad de un modelo que explicara la
conversión del conocimiento tácito a explicito motivó a investigadores como
Ikujiro Nonaka e Irotaka Takeuchi, quienes en 1995 presentan el modelo de
creación de conocimiento. Este se centra en la experiencia de los sujetos que
proviene de los conocimientos tácitos y explícitos a través de la conversión,
la cual involucra cuatro fases: la socialización, externalización, combinación
e internalización. El modelo oriental busca establecer relaciones entre ideas
mediante metáforas, analogías y la representación a través de modelos que hacen
explicito el conocimiento tácito.
La socialización, consiste en la conversión de conocimiento tácito en
tácito, a través del intercambio de experiencias entre individuos; la exteriorización, o proceso mediante el
cual el conocimiento tácito se convierte en explícito, tomando la forma de
metáforas, analogías, conceptos explícitos o modelos; la combinación, que consistente en la transformación de conocimiento
explícito en explícito, implica la unión
de distintos tipos de conocimiento explícito. Esto se logra a través de
diferentes canales o sistemas formales de transmisión de conocimiento
existentes en las organizaciones tales
como documentos, redes de comunicación con soporte informático, bases de datos,
entre otros. La internalización, proceso que permite la conversión de conocimiento
explícito en tácito. Esto se produce cuando el conocimiento explícito existente
en la organización es asimilado por los individuos de la misma. En opinión de
Nonaka y Takeuchi (1995), estos procesos apuntados pueden producirse en
distintos niveles de la organización: dentro de un grupo concreto de la
organización, a nivel de toda la organización, e incluso a nivel
interorganizativo, implicando a personas de diversas organizaciones. Así, el
conocimiento generado en cada nivel enriquece el producido en un nivel
inferior, ampliando la base de conocimiento de la organización.
En tal sentido, la
creación de conocimiento se encuentra
vinculada al intercambio de experiencias, y por tanto a las condiciones que
propicien la efectividad de ese intercambio, como señala Mandel y otros (2004:33) “La cultura de la
comunicación y la cooperación constituyen los pilares básicos de una
organización basada en el conocimiento”. Por tal razón, la comunicación entre
los miembros de una organización que comparten experiencias debe realizarse en
un ambiente con condiciones de horizontalidad y participación, las cuales
constituyen los principios de la andragogía de Adam (1987), que establece que
el proceso de aprendizaje debe realizarse a través del intercambio de
experiencias y roles.
Como explican Peluffo y
Catalán (2002:22) “La apropiación del conocimiento se da por medio del
aprendizaje, por lo que la capacidad de aumentar el stock de conocimiento va a
depender en parte por la capacidad que tenga la persona o la organización de
aprender”. Conocimiento y aprendizaje van de la mano y son inherentes al individuo
y la organización, por tal razón las condiciones que facilitan el
aprendizaje inciden en la efectividad del la conversión del
conocimientos.
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