El conocimiento
Para definir el conocimiento es necesario
diferenciar entre dato, información y conocimiento, según lo explican, Mas, M.
Corrales A, y Velaz, I. (2004), los
datos se componen de observaciones sencillas, que se estructuran y capturan con
facilidad, en máquinas o bases de datos, cuantificables y transferibles con facilidad. A su vez, las
informaciones; constituyen datos dotados de propósito y en un contexto que
ameritan consenso sobre su significado. Dentro de este orden de ideas el
conocimiento es información valiosa de
la mente humana, que incluye reflexión, síntesis y contexto, que presenta
dificultad para estructurarlo y capturarlo, y a menudo es tácito, lo que dificulta
su transmisión.
Por su parte Chiavenato
(2007:408) explica que “el
conocimiento es la mezcla acumulada, de valores, información contextual y
discernimiento que tiene una persona y que le proporciona una estructura para
evaluar e incorporar nuevas experiencias e información.”
A efectos de esta
investigación se entenderá por conocimiento la gama de informaciones,
experiencias, ideas, habilidades, valores, conceptualizaciones, teorías y
procedimientos que maneja el ser humano,
que le permiten estructurar su mundo, solventar problemáticas, relacionarse con
sus semejantes y adquirir nuevos conocimientos.
El conocimiento ha
cobrado valor como elemento que genera ventaja estratégica en las
organizaciones. En las últimas décadas resulta notoria una transformación en la
dirección estratégica que deja de centrar su interés en los activos tangibles
como los capitales como único elemento para generar ganancias para extender su
visión a los intangibles como el conocimiento, por lo que la generación de
conocimiento constituye una herramienta
fundamental en la actualidad para integrar y apalancar los recursos de la
organización. Como explica Almeida (2009:30) el conocimiento “es un conjunto de
informaciones procesadas, habilidades y experiencia, que permite producir
respuestas lo más adecuadas posibles a las situaciones que se presentan en una
organización”. Para que el conocimiento individual sea de utilidad necesita
hacerse explicito a fin de que pueda capturarse y circular en la organización.
Este proceso a través
del cual la organización identifica, clasifica y registra el conocimiento para
socializarlo en la organización se denomina gestión del conocimiento, la cual
explica Chiavenato, I. (2007:409) La administración del conocimiento se refiere
a crear, identificar, integrar, recuperar, compartir y utilizar el conocimiento
dentro de la empresa.
En la organización, como
señala Capra (2002), se distinguen dos clases de trabajadores, la “mano de obra
genérica”, a quien no se le exige acceso
a la información ni al conocimiento, más allá de la capacidad de comprender
ordenes y ejecutarlas, y, el trabajador “autoeducado”, que tiene capacidad para
acceder a niveles superiores de educación, para procesar información y para
crear conocimiento. Este último es el
trabajador que más oportunidades puede aprovechar en la transición de las
organizaciones desde la era de la industrialización a los albores de la
sociedad del conocimiento.
En tal sentido, debe
considerarse que en las organizaciones el personal maneja datos, palabras y
números sin significado, cuando estos datos se integran se produce la
información, cuando el individuo guarda en su mente la información y le da
significado estos se transforman en conocimiento. Tal como señala Flores
(2005), citado por Valencia (2009) el conocimiento “es la información que el
individuo posee en su mente”, es decir la información se transforma en
conocimiento cuando se encuentra en la mente del individuo y se transforma
nuevamente en información cuando la persona lo comunica a otros de manera oral
o escrita.